lunes, 25 de abril de 2011

Cordiales saludos

¿Dónde se compra tiempo?

Ludexi Rodríguez 

Carlos..."Quien trasciende en su Obra y Misión de Vida muere sin perecer, tiene presencia eterna". 

La vida es más vida cuando la perdemos, ¡incoherencias! cuando se nos va, lo comprendemos de golpe tomando su verdadera dimensión hasta la última fibra de nuestro ser, sólo cuando nos toca, afectándonos en nuestros sentidos, nos llega al alma, y son muchos quienes descubren que las tienen, tanto vida como alma... cuando ya las han perdido. 

Vivimos y creemos que todo es superficial, que todo puede esperar, no tomamos en cuenta lo que en realidad la conforma, cómo la construimos, deshumanizándonos al no querer entender lo fugaz de un trayecto que debemos erigir bien y, angustiosamente no sabemos cuánto es ese "pedazo" destinado, cuántas vidas perdidas en insignificancias, guerras y rencores, es a través de las lágrimas de dolor cuando "vemos" lo que antes sobredimensionamos por incomprensiones y malos modos de conductas, no comprendiendo que están precisamente, "tales afectaciones" para superarnos como personas útiles para lo bueno que la vida ofrece. Ponderemos y tributemos lo mejor de nuestro ser a fraguar y modelar una existencia en el amor para favorecernos junto a quienes nos siguen, preguntémonos ¿para qué estamos realizando el trayecto? Al efectuar un viaje, inmediatamente suponemos cosas. ¿Quién nos acompañará? preocupados, expectantes organizamos todo, deseamos la mejor ruta, rogamos por la pericia del piloto, el buen tiempo; con la máxima aspiración de que retornaremos a nuestros lugares de destino, siempre! sin "ver" que son subviajes, pequeñas porciones del gran viaje final. 

Cuesta tanto entender que "eso" exactamente es cuanto debe acontecer: organizarnos una buena vida! regalo magnífico que supone este "viaje en duración impredecible" mientras Dios mantenga en nosotros el boleto hasta cuando lo disponga. Asumamos lo pequeños que somos, el hermoso préstamo del cual disponemos, rindámoslo al máximo con vivencias nutrientes, de lo bello que tiene este mundo dotado de gran naturaleza, devolvamos más de lo mucho recibido para hacernos grandes. Empeñémonos en ser útiles, (más damos, más recibimos) seamos comunes a la capacidad de servicio, superación, ejemplo de concordia, ayuda al hermano, plantar árboles, si c/u lo hiciera cuánta vida más sana tendríamos, sólo a unos pocos dejamos tan majestuosa tarea. 

Nos malgastamos en guerras, ¿por qué? Si no hay tiempo! Derrochamos momentos preciosos! ¿Acaso se pueden comprar? Hagamos de nuestro tránsito un monumento de gracias. Comprensión y retribución a quien nos lo concede y a quienes destinó como compañeros de viaje; padres, hijos, abuelos, sobrinos, primos, por la pareja que nos predestinó para formar una familia; por los amigos: hermanos que elegimos, por el desconocido que llega sin ser casual; con gozo extraigamos en paz y amor fraternal hasta la última gota del pasaje para dejar honda huella, bendecidos en la dignidad divina. 

Miremos siempre a los ojos, cristalicemos en hermosas obras la vida, los inconvenientes serán menos si obramos con fe. Creamos nuestra propia fatalidad si nos alejamos de quien nos dio muestras sublimes de amor. Al partir se sobrepone lo bueno por nuestra condición humana y qué fácil se borra lo malo, y no antes por obstinados; neguemos esas ideas de creernos poderosos, tan fuertes y creídos que no sumamos; vislumbremos ser solidarios para fuerza del débil, no confundir debilidad con soberbia y malcriadez, humildes nos acercamos más a Dios. 

Permítaseme, ahora que podemos...Díganle a quienes les rodean, que los quieren, a quienes aman, demuéstrenselo siempre, alienten al enfermo, socorran al caído, acompañen a quienes despiden a sus seres queridos y vayan con frecuencia, más de la que quisieran a la Casa de Dios....es más tarde de lo que creemos. 

A quienes con nosotros estuvieron; mi padre, hermanos, hijos y familiares queremos darles infinitas ¡Gracias! son los instantes que hoy nos tocaron vivir cuando se impone la afectuosa solidaridad y compañía, es ese cálido abrazo auxilio en el frío ineludible que arrasa de dolor el corazón, lo devolvemos con cariño y gratitud por acompañarnos a despedir a nuestro adelantado viajero. "Señor, llévanos donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten ganas de vivir, donde falte la esperanza, donde falte la alegría simplemente por no saber de Ti".


 

 

 


Lic. Angel González Rodríguez

MPPE -  - UNEFA

0416-1990925
PIN: 23E29457
2011
Conocimiento, Amabilidad y Trabajo


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