jueves, 18 de abril de 2013

¡Prof. Mi hijo no hace nada en la casa! ¿Qué hago?(Parte II)

Muchos padres piensan a veces que son los golpes, los insultos o reprimendas humillantes lo que resultará en cambios inmediatos de conducta por parte de sus hijos e hijas. Muchos docentes a veces pensamos que los representantes tienen secuestrada su autoridad para imponer orden y disciplina en sus hogares. Muchos hijos e hijas a veces gritan (con su voz, con su conducta, con su displicencia, con sus groseras maneras) para acallar el silencio ensordecedor de la indiferencia familiar y docente. Muchas personas en la sociedad lamentablemente piensan que todo eso no es asunto de nadie más que de quienes sufren las goteras en sus casas. Y no muchas veces es así.
Ser padre, ser madre significa una carrera que se va puliendo con los años y de la cual no hay una fecha de graduación (aunque sí hechos o logros que se consideran tal) ni documento que certifique nuestros esfuerzos (una partida de nacimiento nomás). Barroso (2004) sostiene que somos producto de nuestros mapas mentales heredados: reproducimos lo que vivimos hasta que deje de dar resultados o la culpa nos agobie o la ausencia nos elimine. Don Bosco sugería "educar con el corazón" y es una de las mejores recetas que conozco hasta la fecha. Para formar a otros requiere de mucho amor y muchísimo más valor, pues a veces la razón sucumbe a los sentimientos o viceversa y, es en ese momento donde debemos tomar la mejor decisión y asumir sus resultados.
En esta oportunidad, esos momentos son los relativos a la disciplina, al orden y a los límites que debemos establecer como padres a los hijos. "Poner límites no es maltratar ni hacer sufrir…es el máximo acto de amor de un padre hacia su hijo" (Yeríen, 2011)…de una madre a su hijo añadiría yo para responsabilizar a cada quien como es debido. Es importante que los niños y jóvenes tengan libertad e independencia pero "se les enseñe a respetar límites y normas que los enfrentan con el mundo real" (pag.8). La prof. Yeríen, autora del Libro "Estructurando límites" (2011), señala cuatro aspectos importantes para estructurar los límites, a saber: Claridad en las instrucciones dadas, utilizando un lenguaje sencillo para que se entienda lo que deben hacer o "se espera de ellos". Agrego a este aspecto de la comunicación debe ser amable y afable. Las palabras tienen fuerza…
Seguidamente sugiere Firmeza en el lenguaje, los gestos y la actitud, deben mostrarse seguros en las instrucciones, en los llamados de atención y estar convencidos en su posición. Una actitud firme va acompañada de mucha humildad. Continúa el Respeto que no es golpear, humillar, agredir, ofender. Cuando hay certeza moral, cuando hay firmeza en los ejemplos no hace falta irrespetar. Y por último, Consecuencias (donde pareciera haber reiteradas omisiones al respecto hoy día en los núcleos familiares y en la sociedad en general) es indispensable "hacer que los hijos siempre experimenten las consecuencias de sus actos" (pag. 176). Cuando no hay responsabilidad en las consecuencias, cuando no se sanciona, cuando es la impunidad la bandera indecente que se enarbola en la familia, en la sociedad, es allí donde probablemente se originen acciones peores cada vez. Seguiremos en la próxima.

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