domingo, 21 de julio de 2013

A los jóvenes como Zaireth…Ánimo!

Todo joven cuando inicia una carrera profesional inmediatamente visualiza su lugar de trabajo. Sueñan hasta con el tipo de compañeros que desea tener y que todo lo que gane le permita vivir cómodamente y sobre todas las cosas ser feliz. Los que estudiamos Educación sabemos que esto es sólo una ilusión en alguna parte de esas aspiraciones y de no ser por nuestro carisma y vocación (hablo por quienes estudiamos convencidos de esta noble ocupación) eludimos los dardos llenos de "buen consejo" sobre la importancia de abandonar ese futuro infeliz  de lo que significa ser maestro hoy día según la familia, los amigos, conocidos. Te miran compasivamente y hasta orarán por tu alma.
Estudié con muchos compañeros que venían de otras tierras del país: amistades de Portuguesa, Cojedes, Aragua, Nueva Esparta (sí, una era de allá…) y admiraba la entereza con la que se sostenían en sus estudios. Algunos sus sacrificados padres seguían financiando esa empresa, otros conseguían becas, otros trabajaban duro para luego llegar a su última parada que no era la cama precisamente, sino el pupitre a escuchar y tomar notas, exponer, presentar exámenes… para luego revisar expedientes, pagar aranceles, retirar tu traje, asistir a la última clase y recibir tu título que te acompañará bajo el brazo desde ese momento hasta que halles trabajo. Y lamentablemente, no necesariamente de lo que muy caligráficamente dice tu certificado.
Nuestra juventud graduada hoy quizá se sienta desorientada, decepcionada, frustrada, agobiada pues no encuentra trabajo para lo que estudió. No desestimo que la adecuada orientación vocacional ahorraría mucho desempleo pero también es cierto que no es del todo responsable. Insisto a esos jóvenes mantenerse preparados y dispuestos a continuar en esa lucha por lograr sus metas planteadas desde que se inscribieron en la universidad. Sé no es fácil dada tantas contrariedades actuales pero ciertamente creo que Dios no dispone las cosas alocadamente y todo camino que abre conduce a las oportunidades por tomar. Es complejo, sentirse ganador ("¡me gradué!") y sentirse al mismo tiempo perdedor ("sigo desempleado") pero no debiera ser una opción personal la resignación y mucho menos la rendición. ¡Hay que luchar!
Si superaste convencida las críticas de aquellos que no te animaban a estudiar Educación, entonces activa esa llama para que puedas atraer lo mejor dado que así Dios ha dispuesto. Fe y amor, talante firme  y optimismo, paciencia y muchísima creatividad, inteligencia y talento, disposición a aprender y a resolver serán aspectos necesarios para alcanzar cuanto te propongas! Dios y la Virgen Auxiliadora les amparan siempre. 
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